"El ruido sordo y hueco me hará sonreír, lo admito. Algo poco habitual últimamente, ya que en los últimos tiempos he sido como Aimeé Rondelé en El cielo también llora, una película francesa que no
has visto. Interpreta a una asesina y diseñadora de moda que solo sonríe dos veces en todo el metraje.
La primera, cuando sacan del edificio al matón que liquidó a su padre, pero no estoy pensando en esa
vez. Es en la del final, cuando consigue por fin el sobre con las fotografías y, sin abrirlo, lo quema y
sabe que todo ha terminado. Recuerdo la imagen. El mundo vuelve a ser lo que era, es lo que dice su
sonrisa. Te quise y ahora te devuelvo tus cosas, las saco de mi vida como a ti, es lo que dice la mía. Sé que no puedes imaginarlo, tú no, Ed, pero tal vez si te cuento toda la historia la entenderás esta vez, porque incluso ahora quiero que lo comprendas. Ya no te quiero, por supuesto que no, aunque todavía quedan cosas que mostrarte. Sabes que me gustaría ser directora de cine; sin embargo, tú nunca fuiste capaz de ver las películas que surgían en mi cabeza, y por eso, Ed, por eso rompimos."